Las personas que caminan más de 20 minutos por día viven más y mejor. Sin embargo, muchos no reconocen a caminar como un verdadero ejercicio físico, quizás por ser demasiado simple, cotidiano o relajado.
Los beneficios de andar son múltiples y a medida que se acelera el paso, las ventajas aumentan. Por eso, los especialistas recomiendan las caminatas como un ejercicio físico ideal para alcanzar el bienestar y la longevidad.
Simplemente salir a andar es un hábito sencillo que desencadena una cascada de beneficios para la salud. Las caminatas enérgicas frecuentes ayudan a bajar el colesterol malo, controlar el azúcar en la sangre y reducir el riesgo de presión arterial alta, enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y diabetes. Las caminatas rápidas también fortalecen los músculos, queman calorías y mejoran el estado de ánimo.
Esta simple actividad que has estado haciendo desde que tenías alrededor de un año ahora se promociona como lo más parecido que tenemos a un fármaco maravilloso.
PROTEGE LA SALUD DEL CORAZÓN
Caminar ayuda a mantener un peso saludable, a controlar el metabolismo, la presión arterial y el colesterol en la sangre.
MEJORA EL ESTADO DE ÁNIMO Y REDUCE EL ESTRÉS
Caminar nos hace sentir bien porque favorece la secreción de endorfinas, que son hormonas responsables del bienestar emocional, y ayuda a descargar las tensiones acumuladas durante el día.
REGULA EL METABOLISMO Y CONTROLA EL AZÚCAR EN LA SANGRE
Caminar ayuda a mantener un peso saludable, a controlar el metabolismo, la presión arterial y el colesterol en la sangre.
Caminar es una excelente opción para personas que, a causa de su obesidad u otros problemas de salud, tienen dificultades para hacer ejercicios más vigorosos.
FORTALECE LAS ARTICULACIONES
Al caminar estamos cuidando nuestras articulaciones, especialmente las rodillas y las caderas, que son las más susceptibles a la osteoartritis, ya que al andar las lubricamos y fortalecemos los músculos que las soportan.
SUBE LAS DEFENSAS DEL SISTEMA INMUNE
El ejercicio estimula significativamente la función inmunológica. Provoca un cambio en los anticuerpos y los glóbulos blancos que ayudan a al cuerpo a combatir las enfermedades.