La inflación de septiembre fue de 3,5% y marcó así una desaceleración respecto al índice de agosto, que había sido de 4,2 por ciento. La suba de precios acumulada en el último año fue de 209 por ciento, con lo que el dato interanual desciende por quinto mes consecutivo.
Para conformar el índice mensual de 3,5%, se ponderaron un incremento en bienes de 3% y en servicios del 4,6%, este último empujado por las tarifas de los servicios públicos. El IPC Núcleo, que registra la inflación que excluye a los precios estacionales y regulados, se ubicó en el 3,3%.
En septiembre impactaron, entre otros factores, la reducción de alícuotas del impuesto PAIS, que pasó del 17,5% al 7,5% para el acceso a divisas para el pago de importaciones. Según estimaciones privadas, esto provocó en algunos bienes una caída nominal de precios.
El ritmo mensual de la inflación pudo así perforar el 4% mensual, que era el “piso” que había encontrado en los últimos cuatro meses. Desde mayo el IPC había marcado números por encima de ese umbral, lo que hizo especular en el mercado que el plan económico había encontrado un núcleo duro de inflación inercial -una idea rechazada por el presidente Javier Milei- y que requeriría medidas adicionales para perforarlo.
En lo sucesivo se espera que en octubre la incidencia de aumentos de tarifas de servicios públicos ofrezca un nuevo factor de resistencia a la baja, y los primeros cálculos de las consultoras que siguen precios observan que en octubre la inflación estaría en línea con septiembre, ya sin retornar a la zona del 4% mensual.