Todas las familias tienen al menos un integrante que puede ser considerada una persona tóxica. Es aquella que hace que alguien se sienta incómodo con sus comentarios, a veces en tono de broma, otras como supuestos consejos, comentarios acerca de la apariencia o cuestiones personales. Intentan manipular al resto y no respetan los límites.
Quienes ostentan este perfil abundan en todos los ámbitos, pero cuando forman parte de la familia, el daño que generan es mayor.
Las personas tóxicas tienen determinadas características:
-Critican a todo el mundo
-Son envidiosos
-Buscan ser siempre el centro de atención
-No guardan secretos.
-no aceptan sus errores ni piden perdón, culpan a los demás y se victimizan.
-Se sienten superiores y creen que saben de todo.
“En una relación tóxica siempre existe un tono constante de crítica y tensión. Este comportamiento generalmente en el seno familiar. Una persona que ha sido educada por padres excesivamente críticos y ha sido testigos de esta actitud en repetidas ocasiones, destruir al otro lo toma como algo normal. Por lo tanto están predispuestas a provocar el mismo tipo de toxicidad”, afirma la terapeuta Bonnie Kennan.
Si bien la toxicidad de esas personas no se considera un trastorno mental, la gente dañina actúa de esa manera por problemas psicológicos que los afectan.
La principal señal para detectar si uno se encuentra frente a una persona tóxica, sea familiar, del circulo laboral o del grupo de amigos es que luego de estar con ella nos sentimos mal, sin energía y con una sensación de negatividad. Las personas tóxicas nos generan estrés y reducen nuestra autoestima.
Las personas tóxicas se pueden ubicar en dos categorías: las agresivamente tóxicas hacia los demás. Abusan físicamente, insultando o descalificando todo lo que el otro dice, y las que por el nivel de negatividad en su propia vida hace que sea tóxico estar cerca de ellos.
Frente a una situación semejante es necesario decidir hasta dónde uno está dispuesto a tolerar y cómo actuar frente a un comportamiento tóxico. Lo recomendado es correrse del lugar para evitar seguir soportando las consecuencias del accionar del tóxico, lo cual demanda un gran esfuerzo emocional, más si se trata de un familiar, que tarde o temprano terminará afectando nuestra salud física y mental. Lo recomendado frente a un tóxico es ponerle límites de manera inmediata, permitirle avanzar en su accionar hace que seamos cómplices del daño que esa persona genera en el entorno.