Polémica por los cuidacoches: aseguran que la solución al problema «es la prohibición». El concejal Miguel Tessandori pidió la reforma del Código de Convivencia para que el municipio y la policía tengan más facultad para intervenir.
“La única forma para resolver el problema de los trapitos y sus extorsiones es la prohibición absoluta, que propusimos hace ya muchos meses”, afirmó el edil de Volver a Rosario Miguel Tessandori. Así se expresó luego del reclamo de vecinos que acudieron a la Comisión de Seguridad del Concejo Municipal, donde denunciaron la compleja situación que viven en inmediaciones del Monumento a la Bandera por la actitud violenta de algunos cuidacoches que trabajan en barrio Martin.
“Nuestro proyecto de ordenanza prevé que el Estado municipal sea el actor a la hora de denunciar, algo que no contempla el Código de Convivencia, que establece que el denunciante tiene que ser el vecino, haciéndolo perder tiempo yendo a la comisaría y además enfrentándolo y exponiéndolo directamente ante quien lo extorsiona”, indicó Tessandori.
“Nuestro proyecto impulsa la modificación del artículo 300 del Código de Convivencia. Proponemos lisa y llanamente prohibir la actividad. Y lo hacemos porque se transforma en una contravención y posibilita al Ejecutivo y a la policía a actuar contra estas acciones extorsivas que los vecinos reclaman y no encuentran una respuesta”.
«Presentamos esta propuesta en noviembre y ya estamos a las puertas de abril y seguimos discutiendo algunos puntos que son inalterables”, añadió Tessandori, quien propuso la prohibición en toda la ciudad, salvo en el lugar donde cuenten con la aprobación de los vecinos.
«La actividad no debe ser avalada. Pero también decimos que el Departamento Ejecutivo podrá emitir habilitaciones a través de la autoridad de aplicación en caso que el 10% de los vecinos de una cuadra sea efectiva para el cuidacoches en un sector de la ciudad. Que se abra un registro donde se analicen si los antecedentes penales o de buena conducta de esa persona que quiere realizar esa tarea y la Secretaría de Control y Convivencia aplicará esta propuesta», explicó el edil.
La única medida que funciona es la prohibición, que ya se aplica en otros lugares como la ciudad de Buenos Aires. Es la única medida que hace que los trapitos ya no estén en la calle”, remarcó Tessandori.
Por último, se mostró “esperanzado que los concejales esta vez hagan caso al reclamo y la movilización de los vecinos, que para eso fueron elegidos», y remató: «Ojalá dejen de hacerse los distraídos y den la respuesta que necesitan los miles y miles de rosarinos que sufren estas extorsiones cotidianamente”.